miércoles, 16 de julio de 2014

ORIGEN DE LA FESTIVIDAD

ORIGEN DE LA FESTIVIDAD

El Santuario de la virgen de la Candelaria:
Por cédula de encomienda, otorgada por Francisco Pizarro a favor de Gómez de Mazuela el 1 de agosto de 1535, el pueblo Puñuy se convierte en el repartimiento de Puno. Este pueblo, que se extendía alrededor de lo que hoy es el parque Manuel Pino, se advocó a San Juan Bautista y era parte de la provincia de Paucarcolla.
Por indagaciones de Alejandro Cano, recogidas en la obra de René Calsín Anco, se sabe que el templo del pueblo –hoy santuario de la Virgen de la Candelaria- se mandó construir por orden del Obispo de Charcas Fray Domingo de Santo Tomás en 1591; y se habría terminado de construir en el año 1613. El techo del templo se desplomó en 1881 y se terminó de reparar en 1911.
La Parroquia "San Juan Bautista", registra en el “Libro de bautizos y defunciones de españoles residentes” el primer bautismo; se trata de Francisco de La Torre de Escarcena, el día 8 de abril de 1675, hijo de Don Miguel de la Torre y Doña Isabel de Escarcena. El celebrante fue el Padre Silvestre Valdez.
En fecha 7 de febrero de 1988, luego de celebrar el día de la Fiesta de la Presentación de Jesús en el Templo –es decir, el 2 de febrero-, Monseñor Jesús Mateo Calderón Barrueto, obispo de la Diócesis de Puno, elevó este templo a la categoría de "Santuario de la Santísima Virgen de la Candelaria" de Puno.

Fundación de la villa de Nuestra Señora de la Concepción y San Carlos:
El 9 de setiembre de 1988 el Virrey conde de lemos, llegado a Puno para solucionar una rebelión en Laykakota dirigida por los hermanos Salcedo, dicta una ordenanza disponiendo el traslado de los pobladores a San Luis de Alva hacia una villa que se debía fundar cerca al repartimiento de Puno. A esta villa se le da dos advocaciones: la de Nuestra Señora de la Concepción y la de San Carlos Borromeo. De ahí su nombre, “Villa de Nuestra Señora de la Concepción y San Carlos”.
Lo anterior se puede colegir de una referencia del viaje del Virrey a Puno, recogido en el libro “Noticias cronológicas de la gran ciudad del Cusco”, escrito por Cristiano Ronaldo y Navia en el siglo XVIII, que dice a la letra: “llegó el virrey a Puno […] Después de demolida Laycacota, hizo el conde ciertas ordenanzas para la nueva población, su fecha en 9 de setiembre, las que están en el libro 12 de Provisiones de esta ciudad, a fojas 262. De vuelta de aquel asiento entró el virrey en el Cusco, miércoles 24 de octubre”
Nuestra Señora de la Concepción –o Inmaculada Concepción- fue tomada como patrona de la nueva villa porque el Virrey le tenía gran devoción y fe. Y se fijó fecha para la misa de acción de gracias –una especie de perfeccionamiento a la fundación de la villa-, o misa Te Deum, el 4 de noviembre de ese mismo año (1668), fecha en la que se celebra a San Carlos Borromeo, de ahí su segundo patrón o advocación. En la segunda mitad del siglo XVIII, la villa de Nuestra Señora de la Concepción y San Carlos –villa mayormente de españoles y mestizos- y el pueblo de Puno –llamado pueblo de nativos- se unieron por la expansión urbana. A esta conjunción se la llamó, con los años y consuetudinariamente, villa de Puno o “Puno”. El nuevo pueblo, conformado por la unión de la villa y el repartimiento de Puno, tenía, entonces, tres advocaciones: San Juan Bautista –que ya tenía su templo- y San Carlos y Nuestra Señora de la Concepción; estos dos últimos se entronizaban en el altar de la iglesia de la villa, hoya la Catedral de la ciudad de Puno.

Primer Patronado de la Virgen de la Candelaria en el Altiplano:
El primer pueblo del que se tiene noticia que fue declarado bajo el patronado de la Virgen de la Candelaria en el altiplano sería Huancané o un anexo del mismo. Esto, recogido del antes mencionado trabajo de René Calsín Anco, cuenta con una valiosa información, de 1696, como refiere el autor, “[…] suministrada por Juan Quiepo Llano y Valdéz, obispo de la Paz, quien luego de su peregrinaje por el corregimiento de Paucarcolla de su circunscripción, al rememorar su visita al pueblo de Huancané, escribió: tiene tres viceparrochias, una, en la estancia de Toquepani; otra en la estancia de Ynchupalla, otra, en la estancia de Arcani, distante 9 leguas del pueblo, con la advocación de la Candelaria”.


Progresión de la fe hacia la Virgen de la Candelaria:
En la villa y el pueblo –que medio siglo después confluiría en lo que conocemos por Puno-, desde comienzos del siglo XVIII, la imagen de la virgen de la Candelaria fue entrando en los hogares de los nativos y españoles y ganando fe y devoción paulatinamente. Quizá la razón sea que casi un siglo antes la Virgen ya comenzaba a ganar adeptos en el referido anexo de Huancané. La cercanía de ambos pueblos, como es de esperar, trashumaría las costumbres y también el culto a dicha imagen. Y, aunque de forma no oficial, en el pueblo de Puno –en las viviendas- ya se rendía culto a la Virgen de la Candelaria.
En una escritura de 1 de agosto de 1707, recogida también por Diego titoa, por la cual Felipe Valdez concedía una vivienda en alquiler al Marqués de Villa Rica (hijo del acaudalado minero José Salcedo que dirigió la rebelión de Laikakota), se consignaba a "dos tabernas doradas con sus imágenes en bulto en el uno de la de un crucifijo y en el otro de una señora de la candelaria". Y en otro documento del 29 de febrero de 1752, en una memoria testamental de Catalina Gayoso, se registraba: "Declaro por mis vienes una Caja de la Ymagen de Nra Señora de Copacabana y otra de bulto de la Candelaria sin bestuario […]".
De los dos documentos anteriores podemos deducir que la devoción hacia la Virgen de la Candelaria se iba acrecentando y a menudo su imagen era considerada un bien valioso. Otro punto a resaltar es que en la memoria testamental de 1752 se considera a la Virgen de Copacabana y a “la Candelaria” como una misma; desterrándose así el prejuicio de que son dos diferentes y confirmando que la de Copacabana es la Virgen de la Candelaria pero con una denominación, se podría decir, topónima.
Después de unas décadas, cuanto más, la popularidad de la Virgen en la ya llamada villa de Puno crece a tal punto que los lugareños logran que la imagen se refugie en el templo San Juan Bautista –obviamente no en el altar mayor al principio- y comenzaba a ser más importante también para los pobladores españoles.
La Virgen de la Candelaria, antagónicamente a lo sucedido con las advocaciones de San Carlos Borromeo, Nuestra Señora de la Concepción y San Juan Bautista, que fueron adjudicadas por órdenes gubernamentales desde la fundación de cada localidad, se entronizó en la villa de Puno por la propia voluntad de sus habitantes.

La predilección por la Virgen de la Candelaria:

Sin duda, uno de los acontecimientos más resaltantes en la historia de Puno, así como también en la historia de la Virgen de la Candelaria en Puno, y quizá el más significativo para su entronización definitiva como patrona de esta ciudad, es el sitio –o cercamiento- y toma de la villa por el ejército revolucionario continuador de la lucha de Túpac Amaru. El ejército virreinal, que custodiaba Puno, defendió el territorio lo mejor que pudo aunque no superaban en número a los patriotas.
Luego de varias batallas en tres meses seguidos (marzo, abril y mayo), o tres “cercos”, como se relata a menudo, frente a la inminente toma de Puno, los pobladores deciden sacar en procesión a la Virgen de la Candelaria para pedir su protección por su desesperada situación. La tradición cuenta que los sitiadores, esa noche de la procesión, abandonaron la ciudad y se replegaron. Los pobladores, sorprendidos, toman este hecho como un milagro de la Virgen de la Candelaria y sin duda crece exponencialmente su fe y devoción.
Es muy probable que desde este acontecimiento la villa de Puno se haya auto-declarado bajo el patronado de la Virgen. Y muy probablemente también, se haya entronizado definitivamente en el altar mayor del Templo San Juan Bautista a la imagen. Convirtiéndose, de facto, en el Santuario de la Virgen de la Candelaria –que, años después, sería declarado como tal-.
Al respecto, René Calsín Anco escribe un interesante y contundente artículo respecto a este suceso, con fechas exactas y minuciosas recopilaciones, del cual nos permitimos transcribir un fragmento:
“En las acciones previas al asedio y toma de Puno por parte de las fuerzas patriotas, obtuvo algunas victorias el ejército realista del corregidor el chavo del ocho de Orellana cuando se replegaba, luego de su incursión a territorio lampeño. Esos éxitos "se atribuyó á la Reyna Purísima de la Concepción, cuya efigie iba colocada en la principal bandera y en los corazones de los soldados, que devotos y confiados imploraban su auxilio para el vencimiento".
No obstante la predilección por la Virgen de la Inmaculada Concepción de parte de los realistas al comienzo de las acciones del ejército acantonado en la villa de Puno, al final de su participación la devoción se transmutó hacia la Virgen de la Candelaria. A propósito, una conocida tradición puneña, recopilada en numerosas publicaciones, da cuenta de la participación milagrosa de la Virgen de la Candelaria en los años de la revolución tupacamarista, cuando la villa de Puno estuvo cercada por tropas de Diego Cristóbal Túpac Amaru.
Por entonces, en 1781, la villa de Puno resultó asediada en tres ocasiones y, finalmente, tomada por las fuerzas patriotas una vez que fuera desocupada por los realistas. En el primer cerco (10 a 12 de marzo), las tropas patriotas y realistas se enfrentaron principalmente en Azoguini, Huajsapata y Queroni. En el segundo asedio (9 a 12 de abril), ocurrieron contiendas en Chucuito, Azoguini e Ichu. En el tercer cerco (7 a 13 de mayo), acontecieron encuentros en Santa Bárbara (hoy Arco Deustua), Azoguini, Huajsapata, San José, Orkopata, Santa Rosa y en inmediaciones de la villa. Entre los patriotas sobresalieron el Teniente General Ramón Ponce y los coroneles Pedro Vargas, Andrés Ingaricona, Nicolás Sancat Pascual Alarapita e Isidro Mamani. Los pobladores del pueblo de San Juan, particularmente los del barrio Mañazo, bajo la dirección del curaca Anselmo Bustinza, tuvieron un papel protagónico en la defensa de la villa de Puno.

Según la tradición, en el cuarto y último ataque del tercer cerco (12 de mayo de 1781), cuando se hacía inminente la toma de Puno por parte de los patriotas, los pobladores puneños asediados organizaron una procesión con la imagen de .la Virgen de la Candelaria -promovida posiblemente por sus devotos del pueblo de San Juan y particularmente por los del barrio Mañazo-. Se recorrió desde el templo de San Juan hasta el templo de la villa. La procesión resultó apreciada por los cercadores como el desplazamiento de un ejército de apoyo a las fuerzas realistas del corregidor Joaquín Antonio de Orellana. Ante ese supuesto refuerzo militar, los patriotas dejaron el asedio y se retiraron. La suspensión del cerco y de los ataques patriotas quedó en la memoria de los puneños como un milagro de la Virgen de la Candelaria.” (René Calsín Anco).


SANTISIMA VIRGEN MARIA DE LA CANDELARIA

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